Reflexiones sobre la implantación de un ERP y el equipo de trabajo
Navision, SAP y Odoo son, en sí mismas, buenas soluciones ERP. Sin embargo, la implantación de un ERP es algo más que un producto, es todo un proyecto formado por muchas tareas que requieren de un buen director de orquesta: el consultor. Junto a este, también es necesario y muy importante que haya un buen equipo de programadores.
El consultor
El consultor es el interlocutor entre el cliente y el equipo de programadores. Dirige la implantación siguiendo una metodología, organiza el trabajo y supervisa las tareas que tiene que ir realizando el cliente, así como las del equipo de desarrollo.
Cuando hablamos de implantar un ERP en una empresa – ya sea Navisión, SAP, Odoo u otro – no solo hay que conocer cómo funciona el programa que se va a implantar, sino que hay que tener amplios conocimientos de gestión empresarial. Esta sabiduría debe estar asociada con el sector de actividad del cliente. En este sentido, tenemos que entender muy bien cómo trabaja el cliente y ser capaces de encajar los procesos en el ERP que estemos implantando.
Igual de importante es el conocimiento relativo a la arquitectura de aplicaciones y su análisis funcional. Estamos ante un aspecto imprescindible para encajar correctamente los procesos en la herramienta, consiguiendo que estos procesos no rompan la estructura estándar del núcleo del ERP. De esta manera, se logra tener una solución escalable y, a su vez, adaptar dicha solución tanto a nuevas versiones como a nuevas necesidades de la empresa.
Para terminar con la figura del consultor, cabe destacar que tiene que tener un perfil proactivo y resolutivo, es decir, tiene que ser capaz de dirigir la implantación y de aportar ideas de automatización de los procesos al cliente. No debe dejarse llevar siempre por los caprichos del cliente y ha de saber buscar el equilibrio entre la estructura estándar del programa que se está implantando y las adaptaciones inevitables que exige la gestión de los procesos. Cuantas más adaptaciones innecesarias, más costoso será de mantener ante nuevas versiones e incluso ante el crecimiento de la empresa.

Equipo humano
La figura del consultor es imprescindible pero de nada sirve sino cuenta con un buen equipo de programadores. Es importante que los programadores conozcan perfectamente ‘las tripas’ del ERP, sus entresijos, para así poder explotar todas las posibilidades que ofrece. Incluso, deberían ser capaces de optimizar su capacidad en procesos críticos de alto rendimiento.
Otro factor relevante, como hemos apuntado con anterioridad, es conocer la arquitectura del ERP. Esto permite optimizar las líneas de código a la hora de programar. Hay que tener en cuenta que un mismo proceso puede variar muchísimo su rendimiento en función de cómo se haya programado.
El equipo de desarrollo tiene que estar, además, a la última en aspectos tan determinantes como seguridad, bases de datos (BBDD), sistemas operativos, lenguajes de programación o tecnologías de comunicaciones para su integración con otras soluciones como, por ejemplo, webservices, movilidad, e-commerce o Business Intelligence (BI).
Como podéis ver, la receta para llevar a buen puerto la implantación de un ERP tiene muchos ingredientes, pero, en definitiva, lo más importante es que la empresa implantadora tenga un potente equipo humano de consultores y analistas-programadores.
Aunque nuestra función es automatizar, la automatización se realiza aún por personas, por lo que su nivel de conocimiento y experiencia es un aspecto clave que, sin lugar a dudas, marca la diferencia, por encima del producto elegido.